Igual que la esposa el esposo necesita que sus necesidades como
hombre y compañero sean suplidas.
Muchas mujeres piensan que
los hombres no tienen sentimientos ni necesidades sin darse cuenta que todos
los seres humanos fuimos diseñados por Dios con esa capacidad de dar y recibir
amor, cariño, respeto, palabras de aliento.
Es importante recordar que
tanto el hombre como la mujer tienen defectos y
que no son perfectos por lo cual si se tiene esto en cuenta vas a
concentrarte más en las virtudes que te enamoraron que en aquella deficiencia que no podemos mejorar o cambiar en el otro.
El
esposo necesita que su compañera le haga
sentir seguro de sus capacidades. La confianza es primordial
tanto en la fidelidad que se deben fomentar y cultivar como pareja como también en aquellas actividades que como cabeza del
hogar e hombre emprende.
No
lo irrites. El estar continuamente recalcando aquellas debilidades,
deficiencias y desaciertos de tu compañero no le enamoras, al contrario alteras
su humor. Hay mujeres que se vuelven no
histerias sino históricas viven señalando constantemente las fallas cometidas
por su cónyuge negándose la oportunidad de crecer, avanzar y madurar como
esposas al superar situaciones pasadas. Todas las personas fallan y algunas son
diligentes en reconocer sus faltas y estar expuestos a la
mejoría.
Reconoce
sus capacidades. Para un hombre es importante que su esposa le haga sentir que él puede
realizar lo que se propone, sus palabras son un apoyo que lo hace levantar
diariamente con una fe de que todo se
puede, no importa que este sin trabajo el aliento es fundamental para que esa hombre
no caiga en depresión al pensar que su compañera lo ve como un inútil o una
persona que sirve para nada. En lugar de centrarse en aquellas fallas que
pueden ser visibles la esposa sabia
descubre el potencial se marido y lo alienta a ponerlo en desarrollo. Un
viejo refrán popular dice que: “Un bobo careado mata la mama” Como hombres
necesitamos que nuestras mujeres descubran esos talentos y dones que hay en
nosotros.
La Biblia relata una historia en el Antiguo Testamento en la
vida de Job que en medio de su sufrimiento y perdida de bienes materiales,
enfermedad y sus seres queridos solo
quedo su esposa que en lugar de dar animo se dedico fue a ultrajarlo y
debilitar su fe: “Maldice a tu Dios y muérete…” (Job 2:7-10) que poca
sabiduría de esta mujer que en lugar de
ser un apoyo cuando las cosas no estaban saliendo bien actúa de manera
insensata. La biblia dice que la mujer sabia edifica el hogar más la necia lo
destruye con sus manos. Mujeres, si están faltas de sabiduría para manejar su relación de pareja pídansela a
Dios el cual es generoso en darla.
El
esposo necesita que su esposa no solo lo
vea sino que lo haga sentir importante. La palabra importante en
este contexto no es que lo vea como un dios, o un intocable o superior a ella; no,
esto tiene que ver con que todas las personas
necesitan un trato dignificante y respetuoso y que se le reconozca lo
que hacen por su relación y hogar. El hombre igual que la mujer tiene
autoestima, él necesita ser valorado como persona y que ese valor se exprese no
solo en palabras sino en hechos.
El
esposo necesita que su esposa le consulte en sus decisiones. Como
cabeza el esposo necesita que haya esa compenetración ya que muchas decisiones
pueden alterar y afectar el desarrollo de la pareja y del hogar. Por lo cual al
sentirse consultado puede aportar mejores decisiones, Un refrán dice: “Dos
cabezas piensan más que una” y si la esposa hace saber a su esposo alguna situación
que amerite consenso van a afrontar sus
consecuencias juntas. Conozco de hogares donde mujeres han tomado decisiones
solas sin su esposo y esas han llevado a la rotura de la relación.
Cuando el esposo percibe que su esposa confía toda decisión a él se siente
importante en la relación.
Ser consultado no
necesariamente tiene que decir que su opinión
es la que va a prevalecer, los puntos de vista suelen ser muy personales pero
es necesario escucharlos para tener una opinión.
La historia de Isaac en la
Biblia muestra claramente como a veces
prevalecen deseos personales y queremos que la otra persona apoye eso. Rebeca
quiso que sus preferencias sobre uno de los hijos fuera avalada por su esposo
quien era ya viejo y no distinguía bien. Génesis 27:5-10.
Tres preguntas para que
reflexiones de esta lectura:
¿Mujer, suples las
necesidades de tu esposo?
¿Consultas alguna decisión
trascendental con tu esposo?
¿Le haces sentir que él es importante en la relación y en el
hogar?
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