Las empresas móviles hasta
hace poco solicitaban un año de cláusula de permanencia para que una persona adquiriera
un plan con ellas, dicho contrato estaba sujeto aun pago de multa si la persona lo incumplía retirándose antes de tiempo. La medida de alguna manera mantenía
a las personas utilizando el servicio así
no fuera lo que en su voluntad deseara hacer.
El matrimonio es un contrato
para algunos, para otros es algo indisoluble, mientras un tercer grupo piensa
que ni lo uno ni lo otro, es algo que se decide hacer, si funciona bien y sino las
personas son ya adultas para decidir no
continuar. No tiene fecha de caducidad y esta puede ser a los pocos días de inicio
como a los años de convivencia.
Pocos lo ven como una
oportunidad para la exclusividad, el
compromiso y la fidelidad.
Es verdad que la unidad de la pareja no se logra de la noche a la
mañana, conlleva tiempo de acoplamiento y mientras el barco se echa a rodar
debe pasar un espacio para tomar profundidad.
Esa profundidad no la da el barco, es decir el matrimonio, sino sus
aguas, la pareja, ellos son en verdad quienes determinan si pueden controlar el
peso emocional y la carga de las situaciones que enfrentan a diario para sí hacer más
tranquilo el viaje.
Regresando al comienzo el
contrato móvil se hace en común acuerdo entre las partes quien asumen las condiciones y se
responsabilizan de que mal o bien cada uno debe tratar de cumplir lo pactado
para no perjudicar al otro. Los problemas de pareja surgen cuando cada uno cree reclamar sus derechos sin cumplir con
sus obligaciones. Es de parte y parte que se debe poner para que la permanencia
cumpla la fecha estipulada: “Hasta que la muerte los separe”. Quizá por esto
pocas personas ven el matrimonio como una propuesta llamativa, pues no quieren una permanencia,
quieren disfrutarlo sin ninguna cláusula que los una, uno de los dos puede abandonar cuando sienta
que ya no le llena sus expectativas.
Construir relaciones sólidas
tarda tiempo, es un trabajo mutuo, es después de muchos ires y venires que la
relación encuentra su punto de equilibrio, son los años acompañados de la
madurez de cada persona los que van
dando la solidez esperada.
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