Hoy día existe una nueva terminología
para hablar de parejas que crean sus propias fantasías, viven de realidades
inexistentes, y generan conflictos por doquier por cualquier cosa, es decir
asumen que las cosas son como ellos las dicen o las perciben generando en
muchas ocasiones ataques verbales o agresión física contra su cónyuge, miembros familiares o club de amigos en que se
desenvuelven. Muchas de estas situaciones están alimentadas por comportamientos
insanos, que pueden ser originados por
sentidos de rivalidad, competencia, celos que percibe en su interior o halagos que son dados a otros y originan que
se despierte una actitud vengativa hacia
el vencedor. Las personas toxicas se especializan en generar disturbios por
donde pasan son verdaderos vendavales de conflicto lo cual origina que enreden
a muchos en problemáticas dada su capacidad de manipulación.
En la relación de pareja podemos
encontrar este tipo de actitudes y llegar a afirmar que convives con una pareja
toxica cuando comienzas a percibir que todo lo que ocurre en tu relación u
hogar tiene un culpable que por lo general eres tú y no la otra persona.
Muchos de estos patrones nocivos
de comportamiento se deben por lo general a baja autoestima, sentimientos de
culpabilidad, temores y otros sentimientos que la persona ha alimentado durante
su vida y que continua cultivando hasta el punto que se refleja en sus
actitudes erróneamente. Esto conlleva a que el cónyuge descubra que en lugar de
sentir mayor placer y felicidad con su pareja lo que vive son momentos fugaces,
experimentando una sensación de frustración.
Las personas con baja autoestima
y temores tienden a inspirar dependencia de los demás como medio de cautivar o llamar su
atención e interés por ellas. Sienten que ellas han encontrado la persona
indicada y que no pueden conseguir otra mejor que ellas y que si está a su lado
es porque esa debe ser la persona indicada y no otra. En un artículo anterior
tocamos la dependencia emocional que se refleja en el temor a estar solo y
sentir que la compañía que el otro le ofrece y los momentos de atención y cariño
que le brinda cuando quiere son suficientes para compensar.
La lucha por salvar la relación,
conlleva a dar más, sacrificar más de lo
que debe por mantener el barco a flote y que no se hunda soportando un desgaste
físico y emocional que se trasmite a la relación.
En esa lucha de supervivencia se
pasan por alto pequeños detalles que no deben repetirse pero que al final
terminan convirtiéndose en las pequeñas zorras que echan a perder el cultivo.
Convivir con una persona toxica
puede generar un desequilibrio emocional en la pareja que conlleve a una
relación enfermiza donde quiere salir pero se siente cada día más aprisionado,
esto ocasiona desespero y profunda tristeza. La persona que ejerce el lugar de
victima puede llegar a pensar que está afrontando un mal momento en su relación de pareja sin
llegar a imaginarse que es un problema mayor que atraviesa su relación y es que
convive con una persona toxica. Las manifestaciones de estrés son comunes en
relaciones donde este mal está esparciendo su veneno, por lo general de una manera
sutil y poco notable.
La actitud de estas personas
llamadas toxicas no se limita solo a una mala convivencia de pareja sino que
afectan cualquier tipo de relaciones que formen.
Una persona toxica es fácil de
percibir, si llamamos toxico a aquello que presenta un comportamiento nocivo
para tu salud emocional. Las personas con estas características se dejan al
descubierto porque crean un mal ambiente cuando las conocemos, tratamos o convivimos con ellas, es como dirían
los gurúes de la nueva era poseen una energía negativa, están cargadas de
influencias negativas causándote inclusive tristeza y sosiego.
La manipulación es una
herramienta que las personas toxicas utilizan para camuflar su verdadero
problema, si la pareja ha venido de hogares dominantes por la madre fácilmente
es el terreno adecuado para regar el veneno de la manipulación.
Las personas que ocupan el lugar
de victimas sienten que tienen que
realizar hasta lo imposible por rescatar su relación arrojándose al abismo, sin analizar el pasado del cónyuge si ese
comportamiento fue manifiesto en relaciones anteriores que culminaron en un
desenlace de separación.
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