“Cuán hermoso eres, amado mío, y tan placentero. Ciertamente
nuestro lecho es de exuberante verdor”.
Cantares 1:16 (LBLA)
Todos las parejas presentan problemas, donde haya seres humanos habrá
diferencias de criterios y convivencia, eso no quiere decir que no se pueda
tener una relación exitosa. Entendiendo la palabra exitosa como bien llevadera.
Cuando Juan el apóstol escribe a su
amigo y le expresa el deseo que prospere su salud y en todas las cosas así como
su alma le está deseándole es que tenga un buen viaje por la vida. ¡Cuántos hay
esperado con ansias un viaje? Cada sitio y lugar de para resulta en una
experiencia maravillosa, haga de su relación ese viaje. ¿Cuántos han disfrutado de ese viaje
planificado? La vida y cada uno de sus componentes tienen esos mismos ingredientes,
el deseo que todo salga bien. La vida de
pareja no es ajena a ello, nadie se casa visualizando el fracaso, siempre las más
sanas intenciones se juntan a la hora de formar una relación.
Entonces ¿Por qué fracasamos? ¿Será que Dios no quiere que usted sea
feliz? Pero aun, ¿Será que el matrimonio no es para usted? ¿Quizá, usted nació
para estar solo? Nada es más absurdo y salido de lugar que estas afirmaciones,
en primer lugar Dios no prepara a nadie para el fracaso en ninguna disciplina
de la vida, en segundo lugar Dios es todo un caballero y aunque no comparte
nuestras decisiones en muchos momentos no impide que asumamos decisiones así él
sea consciente de que no fueron las mejores y en tercer lugar ¿Quién dijo que
la vida de pareja era solo color de rosa? La convivencia en pareja requiere de
unos acordes que es necesario tocar para que la melodía suene más agradable y
por último la decisión de estar solo no corresponde a Dios sino a sus propias convicciones.
Para llevar una buena relación al menos deberíamos tener en cuenta estos
consejos:
APRENDA A DIFERENCIAR. Haga diferencia entre verdaderos problemas
y cosas casuales. Hay roces y cosas sencillas que suceden a menudo en la
relación que lejos están de crear contienda, aprenda a sortearlos y no arme un
drama de ello. No dimensione las cosas, sea sabio en descubrir cuáles son las
verdaderas situaciones que colocan en jaque su relación y dele un trato maduro
apropiado.
TODO TIENE SU TIEMPO. Los problemas hay que enfrentarlos pero
ellos también tienen su momento de ser afrontados. Para ello las personas deben
estar receptivas no tratarlos en instantes de mal humor, de un día pesado, de
situaciones difíciles, lo más probable es que la cura resulte siendo peor que
la enfermedad. Busque el momento propicio y
cuide su lenguaje y sus gestos aunque no creas estas últimas pueden
llegar a ser más contundente que sus mismas palabras.
Los problemas por complicados que puedan ser no tiene por qué mudar su
rostro, descomponerlo, sacarlo de su control, si esto sucede temo decir que no está
siendo controlado desde su interior por Dios sino por su propia carnalidad. Afrontar
un problema requiere de preparación y de imaginar las posibles reacciones del
otro y que actitudes tomarán ambos frente a ello.
NO GUARDE COSAS EN SU CORAZÓN.
Esas pequeñas zorras
echaran a perder tarde que temprano el cultivo. Nuestro corazón tiende
a guardar ciertas cosas por evitar discusiones o no por no herir a la
otra persona y cuando menos piense aparecen en sus labios para salir a flote.
Exprese sus molestias utilizando el lenguaje y gestos correctos. Usted se
siente mal por algo y lo que busca es encontrarle una explicación o una salida
para bien no para profundizar la crisis.
SOMOS DIFERENTES. ¡Gracias a Dios! ¿Se imagina que pensáramos
igual a todo momento? La vida la enriquece es la diversidad, pero esa
diversidad debe ser moderada hay conceptos que no podemos aceptar del otro y
menos permitir. Pero en ciertas situaciones es normal que las personas tengan
diferentes puntos de vista sin decir que necesariamente usted tiene la razón.
Muchas de estas diferencias no afectan el amor mutuo y no afectan la
convivencia y pueden hacerse un esfuerzo
y seguir adelante con ellas. Nuestra actitud
puede llevar a un cambio más adelante del otro.
GUARDESE DE LA CRÍTICA Y LA
COMPARACIÓN. La crítica es
buena cuando su sentido es la edificación del oyente, pero cuando se usa para
resaltar solo las fallas del otro suele hacer daño. Criticar no ayuda al
contrario distancia hasta los mejores amores. La crítica debe ir acompañada de
una virtud que resalte al otro en lugar de atacar su autoestima. La comparaciones
son odiosas decían los antiguos y sí que tenían sabiduría. Casi a nadie le
gusta que lo comparen porque cada uno de nosotros somos una unicidad. Los
ambientes y los contextos suelen ser diferentes por lo cual la comparación muchas
veces no atina para todos los casos y termina causando heridas emocionales.
CONCLUSIÓN
No pretendo en ser un experto en temas de pareja pero como dijo Pablo
pienso yo y el Espíritu da testimonio de esto que si tenemos en cuenta estas
pildoritas ¡¡¡ah problemas que nos evitaríamos!!! y se podría llevar una relación con
ejemplo para nuestro hijos o y otras parejas.
¡Que Dios nos ayude!
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