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Caminar con Dios no es fácil como algunos habituados a la religiosidad piensan comienza entregándole completamente nuestra vida, continua siguiendo la única senda que Él nos va mostrando y termina cuando el determina que ya es tiempo de volver a casa.
Caminar con Dios y ser su amigo implica determinar que mi vida le pertenece, que las bases de la amistad las coloca Él no nosotros, por lo cual acontecen tres cosas que debo aceptar de lo contrario nada me une a él, ellas son:
1. Mis decisiones son las que él tomaría en mi lugar
2. Mis sueños son aquellos que siguen el designio de su voluntad
3. Cuando quiera hacer mi voluntad puedo estar seguro que estaré caminando solo porque he violado una de sus condiciones. Ahora si, ¿Estás preparado(a) para caminar con Dios?
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