Recuperar la
confianza en una pareja no es fácil, es cuestión de tiempo e inversión de ambas
partes. Cuando se ha perdido la confianza es de saberse que las personas
quedan heridas y con ciertos temores
naturales a volver a experimentar un nuevo desengaño. Esa sanidad requiere de
un espacio prudente acompañado de unas actitudes que demuestren el cambio. El
tiempo suele ser un buen ayudante en esta situación, también la meditación y análisis
que la pareja desarrolle y el valor que se tenga por la relación. La
desconfianza es causal de muchas separaciones y está entre una de las causales
con mayor índice de separación debido a que las personas colocan demasiadas
ilusiones en su compañer@.
La
desconfianza puede ser superable si se
trata con madurez y depende de gran parte del aprecio que se tiene por la relación. En medio del caos emocional
por el engaño existen algunos pasos que se pueden dar en búsqueda de salvar la relación:
Maneja un perfil adecuado de tu pareja. Muchas personas sufren
demasiado cuando su compañer@ les falta porque tienen un concepción demasiado
elevada del otr@. Generan expectativas muy altas, pasando por alto que todos
los seres humanos fallan y que a veces están distante de lo que el otr@ espera
y no se es la persona idealizada en sus
sueños de hadas.
Medite sobre la conveniencia de la relación. Cuando hay amor todo se puede perdonar,
dice los enamorados, pero también lo dice la Biblia, el perdón es una
herramienta divina para nuestras faltas y la de otros. Perdonar una falta es
mostrar al otro que se puede equivocar y debe tener mayor cuidado. Una relación
debe ser evaluada antes de echarla por la borda sin un análisis previo. Las
personas deben analizar las ventajas y desventajas que tiene el continuar. Es
muy bueno tener claro que la decisión buena o mala afectará a los dos por el
resto de sus vidas. También es importante el arrepentimiento genuino del
ofensor para brindar una segunda oportunidad.
Alíese con el tiempo. Para verdades el tiempo reza el proverbio popular, el tiempo no
sana nada son las personas y sus actitudes, simplemente lo que hace el tiempo es
mostrar si los pasos que se dieron fueron acertados o no. Después de la
tempestad viene la calma dicen los marineros y con el paso de los días la
reflexión de ambos le llevará a comprender que ambos fallaron en algo, quizá
hubo descuido, perdida del interés, monotonía que cayó como gotera continua al punto de abrir una grieta que inundo la
casa, una puerta abierta al enemigo del matrimonio.
No dimensione las cosas, no se extremista, no lleve
todo a la novena potencia. La prudencia es una virtud de los sabios. Un análisis
individual le hará comprender que usted pudo haber influido en el desastre,
esto le conducirá a darse una segunda oportunidad y brindársela a su cónyuge.
Su voluntad es fundamental en este paso, si hay deseo de seguir adelante se
adoptara la decisión necesaria para que ello sea realidad, nuestras acciones
aunque no sean pecaminosas pueden influenciar al error del otro. Póngase los zapatos del
otro, en algún momento usted puede fallar y necesite de la comprensión del
otro, recuerde que la desconfianza puede darse en otros campos diferentes al
sentimental, (la posible existencia de
otra persona); también puede haber
desconfianza en el manejo del dinero, la mentira, etc. Las altas demandas internas
pueden contribuir a que no se cumplan las expectativas generando conflictos y presiones emocionales con alto grado de frustración.
Desarrolla el arte de la paciencia. La paciencia es fundamental en
la vida, el sembrador espera con paciencia que su siembra de la cosecha esperada
pero antes ha realizado un arduo trabajo de cuidado del terreno, podaje y abono,
de igual forma no tener calma puede
echar a perder lo que puede volverse a reconstruir. Es normal que una desilusión
afecte y genere sentimientos de frustración, ira y enojo, pero no se debe dejar
dominar de esas emociones negativas, la Biblia dice que la palabra áspera hace
subir el furor más la blanda respuesta aplaca la ira, también dice que en la
ira no obra la razón de Dios, airarse en esta situación conlleva a expresar
frases hirientes que después puedes lamentar. Tener una claro lo que se quiere
ayuda mucho a pasar esos baches emocionales y aunque lo que sucedió haya sido traumático
para ti, en la calma y sobriedad puedes aprender a soportarlo. No olvides que
Dios es Padre de consolación y Padre de misericordias, fortalece tu relación
con Él en esos instantes y piensa también en el otro, no sabes hasta qué punto
el ofensor también vive su propio viacrucis.
Perdonar es de héroes. No es fácil pasar por alto una ofensa máxime cuando tenemos estándares
de medición tan altos en esa área, es decir hay personas que tiene sus errores
pero son fuertes en la fidelidad, ellos no conciben que una persona sea infiel
(de hecho no es concebible) pero se cierran y plantan allí de que es imposible
que ex o y hayan fallado.
El recordar constantemente la infidelidad puede
llevar a la persona a hacerle la vida imposible al otro, a no estar tranquilo
en su trabajo, reuniones de amigos, salidas que deba hacer, muchas preguntas
rodearan su mente ¿Dónde está? Con quien
andará? Cuando se dan estos casos y las personas se conocen demasiado y prefieren
sufrir a perdonar es mejor asumir las
consecuencias, es prudente tomar
distancia, alejarse, distanciarse y dejar a tu pareja en plena libertad de continuar
su camino y de rehacer su vida. Alejarse puede ayudar en el proceso de sanidad
ya que la persona al continuar reconoce que no sería capaz de convivir con ese
recuerdo amargo y se haría y haría mayor daño. (Continuar puede llevar a la
aparición de sentimientos negativos, mayor incertidumbre, y porque no en cuadros depresivos crónicos.
CONCLUSIÓN
Para concluir Siempre
expreso en mis charlas de pareja que ningún falta es tan grave que no se pueda
perdonar (la ofensa está ahí) todo
radica en la madurez de la pareja y en la capacidad de enfrentar sus crisis.
Cuando Dios está al control de nuestra vida nos brinda la fortaleza necesaria
para superar toda crisis por difícil que sea.
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