sábado, 11 de julio de 2015

VIAJERO FRECUENTE


Esa mañana no era normal, tenía un tinte diferente. Era un día despejado donde se podía observar el cielo  en todo su esplendor, un leve pájaro que vuela a la distancia, un objeto distante que escaramucea en el cielo; si, toda  esa belleza  era fácil de  percibir. Arturo, pensó dentro de sí “que tarde más hermosa…” Arturo era un soñador, un contador de historias de amores, con un corazón romántico que parecía estar a su lado derecho, de palabras dulces, y de una alegría contagiosa las cuales mucho le admiraban en sus reuniones. Lo que no sabía Arturo es que el atardecer suele llevarse sin explicación alguna contadas veces la hermosura de un radiante día, esa magia de poesía ardiente que encierra el calor del medio día. Cuando la tarde fue cayendo el sol fue perdiendo su vigor y una densa nube pasó por su rostro para ocultar su profundo brillo, nubes espesas con ciertos rugidos se convertían en pequeños puntos que tendían a unirse formando una extensa sabana de oscuridad en lo más alto de la tierra, parece ser que comenzaba a escribir una nueva historia. Así suele ser el amor; brilla en todo su esplendor, brota en los terrenos más áridos cuando llega, es amado, deseado, pero cuando irrita, se quisiera que entregara el hospedaje, ,se alimenta de promesas y buenos deseos, se carga de un poderoso animo por alcanzarlo todo, se convierte en un valiente capaz de desafiar todo lo que se interponga en su camino  y con el paso del tiempo la gasolina de la ilusión y el olor de la rutina  comienza a transformarlo en un frío féretro indefenso y mal oliente que pronto hallará sepultura.




El amor obedece a una construcción mutua, es un regalo de Dios, es bueno en gran manera, pero es aplicado por seres imperfectos, orgullosos  que defienden su egoísmo, su independencia y sus propios interés en lugar de transformarse en beneficio de  la relación hasta hacerla un  cordón difícil de romper. Cuando se ausenta el amor las cosas tienden a desaparecer

“…Se nos acabó el amor;  se nos fue así no más sin avisármelo “Así dice la canción de la conocida cantante Maía  sus líneas reflejan la perdida de ese encanto mutuo y la cruz que está obligado a cargar quien se niega aceptar que todo ha llegado a su fin; que su apuesta al amor es un cheque al portador, cuyos fondos están en cero.   Muchas veces no es que el amor se haya ido es que nosotros mismos  le hemos ayudado a empacar su maleta.

Por tiempo los expertos han sostenido que el verdadero amor tiene un tiempo de duración de tres años a cuatro años lo que continua allí es una rutina permanente donde la pareja se acostumbra al otro y los que no,  terminan transitando la vía dolorosa de la separación.

El verdadero amor no se cansa, es innovador, soñador, y está presto a los ajustes necesarios que toda corriente contraria con sus vientos y mareas pueda traer; se esfuerza por la  integridad y permanencia.

Es una lucha permanente, consientes que toda relación entre seres humanos sea de amistad o matrimonio está sujeto a dificultades que en lugar de separar deben llevar al crecimiento, a la madurez, una mejora y compromiso de las partes involucradas.
El amor se puede enfriar, es natural que pase por instantes oscuros, momentos de hastío, lo que no debe es morir, debe tener siempre sus primeros auxilios a tiempo mientras se asume una atención más formal, si no se mantienen las  alarmas encendidas puede acabarse por varias cosas siendo una de ellas y quizás el factor más importante: el descuido.





Pero ¿qué factores pueden influir en que el amor se enfríe?

RESISTENCIA AL CAMBIO. Las personas no aceptan que la negativa a un mejoramiento o cambio de actitud frente a la relación trae efectos positivos para la ellas y la pareja, persisten en engañarse expresando que todo está bien tendiendo una cortina de humo que tiene a esfumarse con la salida del sol de la realidad en poco tiempo.

ALTAS EXPECTATIVAS. Muchas personas esperan demasiado de otros; desconocen que la relación es entre un hombre y una mujer que están dispuestos y abiertos a dar lo mejor de sí. Cuando se colocan  altas expectativas es posible que aunque la relación sea estable al no lograr los estándares previstos genere desanimo.

MOTIVACIONES ERRADAS. Se entrega el corazón  pensando que se puede convivir con esa persona a pesar de las visitudes, problemas o  cosas. Muchas relaciones se les pueden vaticinar su final aun sin haber empezado, por las costumbres, valores, actitudes o formas de percibir que uno de los dos o los dos tienen frente a una relación de pareja. Las motivaciones erradas tarde que temprano serán un detonante que obstruirá la continuidad.

HILOS ENREDADOS. Vacíos no resueltos, las personas  buscan suplir necesidades y faltantes ya sea carencia afectiva o fantasías mentales buscando llenarlos con el otr@, cuando se suplen se pierde el interés y se descubre que esto no es suficiente para continuar adelante, el otro caso sucede  cuando estas carencias continúan a pesar de… suele anidarse  frustración y desinterés.

PREOCUPACIÓN POR EL OTRO. Cuando una persona comienza a percibir que en su vida  pueden pasar días sin saber del otr@ , o cuando lo ve ya no se sienten esas leves cosquilleos del estómago, cuando comienza a molestarle cosas que en otro tiempo le parecían maravillosas, cuando comienza a ver los defectos del otro al punto de perder la atracción y que la soledad puede ser más placentera que la compañía con esa persona, preocúpese, usted ha emprendido el largo viaje del olvido.




CONCLUSIÓN.

Con el paso del tiempo y de los años las personas cambian, no es lógico que también cambien  las relaciones a menos que sea para bien de la pareja, siempre el ingrediente que la sostendrá serán los mismos, aquellas cosas que hicieron brotar la ilusión de una unión serán fortalecidos, alimentados, cuidados con el propósito de permanecer unidos. Una de las causas que impide que esto se logre es la inmadurez de alguno o de la pareja que olvida su compromiso inicial y la cultura que tiende a ver el matrimonio como un tratado obsoleto.